Bienvenidos!

He tenido la osadia de pensar que alguien a pesar de mì visitarà este blog...

De ser asì, agradezco su tiempo y le doy la bienvenida... Y ya entrando en confianza, le explico de lo que se trata... o de lo que espero que se trate.

Este es un baùl de pensamientos perdidos, frases hechas o malhechas (depende como se miren), de cuentos reales e irreales, con grandes inspiraciones y cero pretenciones.

El lector tiene la libertad de elegir lo que lee, si ha decidido leer este blog por partes o en su totalidad... agradezco su libre albedrio, en serio.

pao

domingo, 13 de julio de 2008

Y asi seguiamos

Comenzaba la primavera y ya sentìa el frìo de invierno. Las flores no tenian màs color y aquella llamada me habìa dejado sin sol.

Necesitaba escribir, necesitaba dejar salir este respiro ahogado, esta falta de aire, el desasosiego de tu carencia. Cierro los ojos y mi cuerpo se delinea a lado del tuyo, se unen en un suspiro, en un deseo, mis manos acarician tu cabello y te duermes en mi.

Y mi cuerpo yace en otro mar, pero nuestros corazones se cobijan, se aman y se esperan. Porque llevamos la fe al borde de la piel, como el conector de almas, esperando el momento propicio para explotar de pasiòn.

Te veo caminar hacia mi, tu sonrisa, tu timidez, el pensar que ya esta todo dicho aun sin hablar, que nuestras corazones ya se han amado aun ante la distancia, que sabemos, que nos sabemos, que solo es la consolidaciòn del cuerpo, de un vals que ya hemos estado bailando.

Y me embrujo, y me alejo de este mundo, contigo a cuestas, contigo en mi piel y nos hacemos uno en una isla blanca y azul. Con el mar bautizàndonos y redimìendonos del daño que el pasado nos hizo, y nos enfrentamos valientes a un mundo de cobardes ante el amor. Porque creimos que podiamos, porque sabiamos que eramos uno, antes de serlo, siendo dos, siendo distancia, ya no lo somos mas. Y sin palabras, te entrego mi corazòn.

P.D.

Sàcame de esta miseria, te lo pido por favor. Quisiera elevar mi voz para que los vientos levanten su volumen y la hagan como un eco largo y elevado, que te llegue, que la escuches, que la sientas. Que te extraño. Que no me salen las palabras. Que necesito verte. Que necesito saber que estas; que estas ahì para mi.

Y no quiero necesitarte... nunca lo he hecho, menos ahora, pero me haces falta y te echo de menos. Ven que los “nunca” nos han faltado, que las làgrimas sobran, que nos espera un mar de jùbilo, de aguas calidas y transparentes donde lograremos ver por fin nuestro dulce reencuentro.

Lo esencial es invisible ante los ojos

Sólo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible ante los ojos. Esta frase, sabio consejo de un zorro a un principito, comprende la esencia que Antoine de Saint-Exupèry quizo plagar en su tan afamado libro “El Principito”.

Con el nombre de “Le Petit Prince” en su original francès, este escritor y aviador nacido en Lyon, Francia en el año 1900, nos presenta de una manera simple y conmovedora una visiòn de la humanidad con defectos y virtudes. Al modo de fàbula, el libro se aleja de la realidad de los “adultos” y nos muestra la visiòn peculiar de los niños con la que verdaderamente se puede ver al mundo.
El Principito narra la historia de un piloto perdido en el desierto y su encuentro con un pequeño habitante del asteroide B612. El encuentro lleva al piloto a deshacerse de su caparazòn adulta, rescatar sus talentos abandonados en la infancia como el dibujo y prestar atenciòn al viaje de un principito que saliò a conocer el resto del universo. A travès de este viaje, el principito se topa con distintos habitantes que le iràn mostrando un lado humano, desconocido para èl, y que al lector lo ayudaràn a entender la ambiciòn, la avaricia, la lealdad, la responsabilidad y la pasiòn que puede albergar el ser humano.

Para el protagonista de este libro, su mayor tesoro es la flor que habita en su planeta, la cual es ùnica, por eso la cuida y la protege con esmero y ella a cambio le ofrece su olor, su belleza, su vanidad y su orgullo. A su llegada a la tierra, se da cuenta que su flor es una màs en la hilera de rosales y en esa tristeza que lo embarga, el sabio consejo de un zorro le hace darse cuenta que su rosa es especial porque es la que èl ama. El zorro le regala, o nos regala deberìa decir, una frase tan sencilla: “Sólo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible ante los ojos", con la que nos daremos cuenta de lo grande y ùnico que son ciertas cosas, simplemente por el hecho de que tienen nuestro amor y son la fuente de nuestra energìa.

En aproximàdamente treinta minutos este libro nos llevarà en un viaje de emociones, de descubrimientos y de una forma infantil harà burla de nuestra madurez y nos harà descubrir que cada uno de estos personajes yacen a nuestro alrededor y que son el reflejo de alguna persona, al igual que la tan preciada flor del principito, personaje que fue basado en la esposa del autor, la artista Consuelo Sucin. Asì pues no serà difìcil derramar un par de làgrimas a travès de este recorrido, ya sea por reconocernos en el, de forma positiva o negativa, de comprender que tenemos una flor que es ùnica y que nos hace ùnicos tambièn o por entender que el corazòn puede ver màs allà de la materia.

Con este libro, Saint-Exupèry nos deja un gran legado, no sòlo escrito sino visual, ya que sus ilustraciones le dan vida a nuestro “Petit Prince” y lo dejan en nuestra memoria y al igual que a èl, quien desapareciò durante una misiòn de reconocimiento en el sur de Francia, lo convierten en una estrella sonriente y brillante de un asteroide lejano que todas las noches nos harà recordar que lo esencial es invisible ante los ojos.

Amor o miedo? Verdad o mentira?

Se cerrò la puerta detràs de mi y sentì la punzada frìa y filuda rozando mi nuca. Sentì una respiraciòn agitada acompañandola y dude si era la mìa. Lentamente dos manos me rodearon la cintura, me dieron vuelta y como la mejor escena de amor, nos quedamos frente a frente.
Sus pupilas dilatadas saltaban al ritmo de su corazòn, las làgrimas de sal resbalaban desde su sien hasta el cuello y sus ojos azules me miraban sin descanso y los mios le correspondian. Mi pecho bailaba al ritmo insaciable de su agitaciòn, no respiraba, ya volaba, pensaba que estaba en una nube y de pronto el cielo se tiño de rojo.

No hacia falta mordazas, su mirada pasiva e inquisitiva me comìa las palabras y los gemidos, mi presencia era una gèlida silueta. A punto de desvanecer, sus manos me liberaron, su olfato saciò su ira, me inhalò el perfume, el miedo y el alma. Sus vueltas a mi entorno hacìan un espiral, un agujero negro por donde deseaba dejarme caer con tal de verlo partir. No decìa nada, su melodia tràgica expulsada por las fosas nasales me recriminaban, me arrancaban la piel, me daban latigazos y me dejaban con la condena marcada en la piel.

Sin oxìgeno ya en la mente pude divisar esa mirada azul, escondida tras los àrboles, mezclàndose como un cielo perdido, reaccionè y me di cuenta que me habìa visto. Mientras mis labios besaban el encuentro con un nuevo corazòn, mientras mi cuerpo se llenaba de esplendor... èl me miraba. Y yo lo sabìa. Y disfrutaba màs sabièndolo ahì, sabièndome de otro, sabièndome ya nunca màs de èl. Caminè tranquila con destino al hogar, con la seguridad que èste serìa el final y que dolido en su orgullo, partirìa.

Y se cerrò la puerta detràs de mi y la soledad del hogar me clavo un duro puñal, sentì las ausentes miradas inquisitivas, un cuerpo inexistente que respiraba por verme amarle y el cielo se tiño de rojo al saberle muerto de enojo.

martes, 24 de junio de 2008

Consideraciones de la Literatura

Considerar la literatura como un medio de supervivencia puede traer complicaciones. Elegir el ser escritor puede traer aun màs. Sin embargo, ya con el alma enredada en tinta y llena de palabras perdidas, no hay vuelta atràs y hay que afrontar las complicaciones.

El ser escritor no es una profesiòn que se elige, màs bien es una vocaciòn que elige morar en ti, convertirse en tu sangre y ser la vìa por donde respira tu alma. Yo no elegì ser escritor. Elegì escribir, elegì elevar mi voz a travès de un papel, de describir la vida a travès de las venas de una tinta, de comenzar una tòrrida pasiòn de sìlabas y reglas gramaticales, las cuales; como arcilla, moldean esculturas que quizàs sòlo yo logre apreciar y nadie entender.

Y ante mi elecciòn, me pongo el traje de escritor, de lector, de observador y veo el mundo, a las personas, las circunstancias como el material perfecto para despertar las letras durmientes que yacen en un gran colchòn de papel, cobijadas bajo un gran tìtulo dorado. Veo a personas con su descripciòn a cuestas y a cada paso les voy contando su historia, ¿irreal? tal vez, o como la realidad paralela de una vida que no ha sido aùn.

Ya sabiendo que al escribir puedo ser verdaderamente yo, me comprometo a ser fiel a mis màs absurdos pensamientos, a idealizar a la gente, a ver rayas blancas en panoramas negros, a escribir nuevas historias en viejos puentes y a no perder la fe en la literatura, que aunque ingrata, es la tierra de mi arcilla.